Como sabes, muchas tortugas se distinguen por una longevidad asombrosa. Por ejemplo, en Galápagos, estas criaturas alcanzan los cien años de edad e incluso más.
Investigadores de la Universidad de Buffalo pudieron descubrir qué es exactamente lo que permite que los reptiles permanezcan en esta tierra durante tanto tiempo. Resulta que las tortugas tienen un par adicional de genes involucrados en la apoptosis (el proceso en el que las células se autodestruyen y retrasan o detienen el envejecimiento).
Además, las células de las tortugas están estresadas por las proteínas dañadas y se destruyen más rápidamente en los reptiles de Galápagos que en otros reptiles. Por lo tanto, no tienen riesgo de cáncer.
Según el biólogo Vincent Lynch, esto es especialmente interesante porque, por regla general, es la fauna longeva la que es propensa al desarrollo de patologías oncológicas.
Los estudios del mecanismo descrito permitirán el desarrollo de nuevas herramientas para combatir el cáncer y el envejecimiento en humanos.
