Para las pequeñas arañas doradas, los encuentros románticos con una mujer son un verdadero desafío. Los machos son insignificantes en comparación con su reina, mientras que deben trepar con cuidado en su red y acercarse imperceptiblemente a ella. Un movimiento en falso y la araña te comerá. Agregue a esa competencia entre socios y tendrá un problema de optimización complejo que puede desconcertar incluso a un analista experimentado.
Para comprender esta interacción, los científicos compararon el movimiento de las arañas alrededor de una hembra con la forma en que los electrones giran alrededor de un núcleo, o un planeta, alrededor de una estrella.
“Imagine una gran estrella o núcleo central que genera su propio campo gravitacional tirando de los objetos circundantes. Si los planetas o satélites se acercan a esta estrella demasiado rápido o en el ángulo incorrecto, quedarán atrapados en su gravedad y se vaporizarán en una colisión cósmica ”, explicó Alex Jordan, director del Laboratorio de Ecología del Comportamiento Integrativo del Instituto Max Planck.
“Trabajando en las selvas tropicales de Panamá, he visto muchas veces cómo los machos cayeron presa de la despiadada reina cuando eligieron el camino equivocado o se acercaron a ella con demasiada audacia e imprudencia”, dijo la coautora del estudio Sylvia Garza.
Además, los machos compiten entre sí y comienzan a repelerse a medida que se acercan más y más. “El movimiento de los machos es como la interacción entre partículas que se atraen o repelen entre sí dependiendo de la distancia entre ellas”, dijo el físico Amir Halutz.
La superficie de la red actúa como un conductor de vibraciones, con la ayuda de las cuales los machos se comunican entre sí, y la hembra puede sentir su acercamiento y prepararse para un ataque.
“Resultó que las soluciones que parecen difíciles no requieren inteligencia avanzada o comprensión del juego, las mismas soluciones se pueden lograr sintiendo vibraciones y reaccionando a las fuerzas físicas de atracción y rechazo, como lo hacen las partículas físicas. Incluso se nos ocurrió el término "arañas atómicas", y esto no está tan lejos de la verdad", concluyeron los autores.
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